sábado, 26 de abril de 2014

Llegué tarde. Qué raro yo, pensaba mientras corría las escaleras. Entré y sentí que estaba en cualquier lado menos en donde tenía que estar, que estaban hablando en otro idioma, seguramente por el sueño que cargaba, que todavía no descubro bien de donde sale pero se hace vicio.
Además de hablar de un filósofo muy popular y de varios siglos atrás históricamente hablando, que poco me podía importar más allá de tener que estudiarlo, y más que eso, razonarlo para poder entenderlo, surgió el hablar de los sentimientos, y creo que es ahí en donde el mucho sueño que tenía empezó a irse y los ojos se me abrieron al escuchar una versión distorsionada de varios conceptos que tenía, o al escuchar mejor dicho algo diferente.
Lo diferente es lo que produce ese click que te hace dar cuenta que, tal vez vos no sos dueño ni de tu propia verdad, si es ésta capaz de cambiar al ver las cosas, con los ojos de los demás.
Empecé a escuchar cosas como que, nunca nadie va a estar conforme con nada, porque no somos aquella comunidad toba perdida en Misiones, que sólo se preocupa y ocupa de sobrevivir, sino que nosotros, al estar acá y ahora, al estar sentados en ese aula, con un celular de más de una luca seguramente en el bolsillo, ya estamos pensando en cambiarlo por otro que valga muchas más, que se banque más aplicaciones y más cosas, como tiene el de al lado. Que la ropa de marca. Que si uno se casa, después va a querer formar una familia, y después de eso va a ir en busca del auto, y de una casa más grande porque la que tiene, es más chica que la de sus amigos, o que la que soñó desde siempre, y va a querer hacer su vida lo más parecido a una película constantemente. ¿Quién no quiere lo mejor para sí?
Hasta acá no hay nada que no haya pensado antes o nada de lo que no haya escrito alguna vez, creo que podes tener todo y a la vez nada, que lo material puede decir cosas exteriormente, pero que en realidad, al menos a mi entender no es lo más importante, aunque cada vez eso se haga más difícil de distinguir. Cada vez es más difícil distinguir si alguien es por lo que realmente es, como debe ser, o si es por como se muestra. Apariencias, parecer ser para ser...¿aceptado? quizá.
Lo que sigue es que, siguieron hablando de las posesiones, de querer tener todo asegurado, y de una vez satisfechos ciertos deseos, desear otras cosas, al fin y al cabo el hombre es en tanto que desea, y una vida normal a términos de quien lo estaba diciendo, era la de aquel que siempre se ponía unas metas a alcanzar, unos deseos que satisfacer aunque estos sean infinitos y se caiga en círculos viciosos constantemente.
Entre ese lío de sinónimos y varias caras de afirmar con los ojos que lo que se estaba escuchando no era más que la verdad, se dijo que el amor no era más que un vicio. La idea que querer asegurarse de que el que es amado también ame y que no pueda irse. Que es cuestión de tener constancia de que el otro es de uno para que así, quede bien en claro que no pueda ser de nadie más.
Fue increíble ver las caras con cejas levantadas expresando sorpresa, y más todavía de quienes estaban hablando sobre esto. Como si a todos no nos estuvieran diciendo más cosas que las que ya conocemos pero de otra forma, forma que a veces elegimos no ver, o disfrazamos para que parezcan más lindas.
Siempre digo que todos sentimos de maneras distintas, ya que cada uno es único y por lo tanto con diferentes características en todos los sentidos posibles, pero pasa algo muy loco cuando ves que varios a tu alrededor se sienten igual aunque sea por un segundo.
Intuyo que todos se fueron con un cachetazo de palabras, o al menos, con el pensamiento incrustado de alguien que tenía una visión del amor bastante alejada a la que te muestran las novelas, y algún que otro interrogante.

viernes, 4 de abril de 2014

Ando buscando risas en los llantos,
algún abrazo que ahorque mi temor.
Ando queriendo que no duela tanto,
este camino ruin por donde voy. 

¿Quién puede solo, quien te necesita,
quién acompaña, quién ya no da más?

Ando buscando oxígeno en el humo,
una caricia de la realidad.
Ando queriendo matar el ayuno
de la esperanza y la felicidad