jueves, 10 de noviembre de 2016

Cómo cuesta y sigue costando demostrar que uno es más que el simple envase que porta. Demostrar. Y he ahí el error. ¿Por qué hay que demostrarle al mundo que somos más de lo que ven? (De lo que ven y no gusta, y no encaja, y es objeto de risa) 
Parece que si no encajas con el modelo no sirve y a descontar. No sirve para lo que se vende. No sirve. No sirve para lucir las ropas que hay que lucir esta temporada, ni la anterior, ni la anterior.
Se creen que son dueños de decirte qué te queda bien o qué no podés ponerte. No podés ponerte porque NO HAY. Porque la exclusión está y es más fácil mirar para otro lado. 
Y otra vez sigue importando más la botella que el líquido. Nadie se encarga de saber de qué está hecho el líquido. Tal vez es brillante, pero no importa. 
Me toca ver cómo alguien sufre porque "no encaja". Y me da bronca. 
Y me enojo y no sé con quién,  supongo que con todo. 

domingo, 6 de noviembre de 2016

Generalmente las segundas partes son peores que las primeras, pero el ser humano a veces siente que va a explotar de tanta duda, incertidumbre, entonces quiere saber.
Y va y averigua, a la fuerza, intenta forzar esa puerta que ya se cerró hace rato pero que, seguramente vaya a abrir aunque no tenga la llave, con un poco de fuerza, va a abrir. E intenta encontrar respuestas para esas preguntas que revolviendo y rejuntando de nuevo cada palabra que se dijo y pudo haber dicho, no aparecen.
Alguien muy sabio dijo que hay puertas cerradas que no hay que intentar atraversar porque, generalmente detrás de una puerta cerrada no hay nada. Y que hay preguntas, que mejor quedarse con la pregunta antes que la respuesta, que es preferible que quede en eso.
Y no hay nada.
Así que me quedo con la pregunta
porque la respuesta
ya poco importa.