domingo, 30 de septiembre de 2012

Nunca le gustó depender, siempre le gustó ser.
No pretende participar, pretende comprensión.
Siempre sintió preocuparse de más, siempre de menos para sí.
Aunque eso no le importase siempre sintió estar "ahí", pero la vida le demostró que no era así.

 
                      Casi que la noche me sorprende, pero que tarde uno aprende.
                                        La suerte es amiga de la acción.

1 comentario:

  1. Muchas veces me pasó de sentir eso mismo: que estaba más para los demás que para mi mismo, que daba todo por algunas personas y me olvidaba de cómo eso me hacía sentir... Y lo triste era que muchas veces sentía que el otro no demostraba hacia mi el mismo interés que yo hacia el o ella. Entonces ahí se generaba una angustia terrible porque sentía que todas mis preocupaciones eran inútiles y hasta pensaba que la amistad con esas personas estaba debilitándose, y me hacía malasangre porque no quería perderlos. Todo esto me hizo mal un largo tiempo hasta que me di cuenta de dos cosas fundamentales. La primera es que si bien está perfecto preocuparse por los demás, no debemos descuidarnos a nosotros, por el simple hecho de que si uno no se siente bien con uno mismo, menos va a poder ayudar a otros. Entendí que primero están los demás en la medida que me sea posible. Quiero decir, si alguien me dice (como me ah pasado) "che! salimos hoy a la noche? daaale! que sino me aburro..." yo puedo salir siempre y cuando me sienta bien para salir. Pero si trabajé todo el día y estoy cansado, por más que el otro sea mi amigo voy a decirle que no, porque la salida se transformaría seguramente en algo no muy agradable. Esto me sigue pasando y a veces digo que si aunque no me sienta con ganas (lamentablemente no siempre puedo implementar lo que aprendo), pero cuando puedo, cuando me sale, lo hago. Y me hace sentir bien poder decir "no" aunque el otro *sea mi amigo*.

    También aprendí que no por decir "no" a un amigo, va a dejar de serlo. Muchas veces decía que sí aunque no tuviera ganas por miedo a que el otro se enoje. Pero como veía que siempre estaba todo bien después (aunque en el momento de decir que no, quizás había alguna bronquilla dando vueltas), entendí que la amistad va más allá de esas cosas y que una verdadera amistad no se pierde por decir que no a algunas cosas que tus amigos te piden. Obviamente esto de la reciprocidad en en preocuparnos por nuestros amigos abarca mucho más que salidas. Y aquí va otra cosa importante que entendí: si bien uno no se preocupa por sus amigos para que ellos hagan lo mismo, está bueno que del otro lado también haya algo de eso para ver que realmente les importamos. Si vemos que una o dos veces nos preocupamos por alguien que luego de repente nunca nos llama, no nos pregunta como estamos y ni hablar de que no está en momentos difíciles cuando lo necesitamos, creo que eso no es digno de llamarse amistad. La amistad es ver tu reflejo en la otra persona, y no hablo de gustos musicales, de ropa o de lugares a donde ir a pasear. Hablo del compañerismo, del estar ahí incondicionalmente, del saber que tenés un hombro donde apoyarte para llorar y una enorme boca llena de dientes para reir junto a vos. Si eso no está no hay amistad. Son los ingredientes fundamentales para que una amistad exista. Simplemente quería decirte que te despreocupes de aquellas personas que solo te buscan cuando estan y que no estan ahí cuando vos los necesitás. Procurá rodearte de quienes te hacen bien, de quienes saben valorarte como sos, de quienes te ven a vos y ven su propio reflejo, en todo sentido.

    Un beso enorme Caro! y miiiles de perdones por haberme tardado taanto tiempo en escribirte. Sabes que me encanta tu blog, que siempre que puedo lo leo y te escribo. Espero que todo siga más que bien! y que te haya ayudado un poco lo que te dije. n.n Abrazos! ♥

    ResponderEliminar